Aquí encontrarás algunos artículos que hablan de mí. y de mi producción literaria.
Ello te ayudará a saber algo más de mí.
Con motivo del Día Mundial del Libro
Todo listo para recibir a María Ángeles Ovies y la presentación de su libro, mañana a las 18:00 h. en nuestra Asociación.
Hoy, tuvimos la suerte de asistir a la presentación del libro "Sombras del Pasado", de María Ángeles Ovies Iglesias, en nuestra Asociación Vecinal...y decimos suerte porque no siempre se conjugan cultura, sonrisas, música y tertulia.
Santander, 1935. Tres menores de edad son internadas por voluntad paterna en el Pabellón de Psiquiatría de la Casa de Salud de Valdecilla.
¿Cuál es la razón de este encierro? ¿Abuso de autoridad? ¿Discriminación? ¿Enfermedad mental?
Ninguna acepta el diagnostico. Su encierro, en una especie de fortificación laberíntica, provoca rebelión, desánimo y pesadillas:
“Me encontraba en un pasillo muy largo, desconocido, pero algo me decía que estaba en este psiquiátrico, sin embargo, estaba desorientada, como si buscara la salida sin encontrarla y ello me angustiaba”. (p. 162)
¿Encontrarán algún día la liberación Mary Paz, Visi y Cristina?
El psiquiatra, doctor López, ¿es una persona abnegada que sólo vive para sus pacientes o, al contrario, busca la vanagloria con su terapia innovadora? Tere, la enfermera, ¿tiene un papel protector con estas enfermas? o, al contrario, ¿es cómplice y confidente del psiquiatra?
Un drama que conmoverá al lector y, además, le hará reflexionar sobre la dualidad del ser humano, pero también sobre unas patologías que se conocen hoy en día y que, sin embargo, existían ya en el pasado. Son recuerdos y vivencias que surgen como Sombras del Pasado y en las que el lector quedará atrapado, tanto más que la guerra civil, al final de la novela, intensificará el drama.
Espero que os llamen la atención
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"El Embrujo de la Casona"
El misterio del desván"
Clamor de inocencia"
Primera edición. Abril 2012
Clamor de inocencia".
Poemario. Avril 2008
El Prestoso. Avilés
En compañía de Javier Muñiz.
El Silencio de los Vencidos es fruto de un trabajo paciente de compilación de los testimonios de Olga y otros avilesinos que vivieron los años de la Guerra Civil y la posguerra. Poco a poco se va dibujando una estampa de la vida avilesina y un microcosmos donde los republicanos son perseguidos, encarcelados, torturados y fusilados; mientras las mujeres se saben espiadas y solas, María y Gela sufrirán la misma suerte que los hombres. Muchos pasarán por el centro de detención Quinta Pedregal (Avilés).
Todos son republicanos vencidos y silenciados que están movidos por la voluntad de reconstruir su vida y restañar las heridas qua aún sangran por las víctimas inocentes de una derrota reciente.
Una historia novelada sobrecogedora y conmovedora que no dejará indiferente al lector.
“Ésta es también la historia de Avilés. No se trata de abrir heridas, pero sí de ofrecer a las nuevas generaciones una serie de hechos que sucedieron aquí mismo”. C. D. L. (Club La Nueva España).
“Este libro es un testimonio vivo de lo que pasó. Es tremendamente duro, se sufre mucho al leerlo, pero hay que hacerlo porque lo peor que nos puede pasar es perder la memoria; ésa no nos la pueden robar”. R. A. Á. (La Nueva España).
Amy es la nieta de Iris, protagonista de ”La señora Adela. El misterio del desván”, una joven atípica, moderna, y emprendedora; comprometida en una misión humanitaria en África.
Antes de morir, su abuela le había pedido que fuera la guardiana de la Casona, un hogar mítico, al que la joven vuelve tras un desengaño, como en busca del paraíso perdido. Pero pronto se verá inmersa en un universo fantasmático, donde se producen fenómenos paranormales y que en su día también obsesionaron a su abuela Iris.
¿Con los medios modernos e informáticos, logrará Amy encontrar una respuesta al misterio de esa casa hechizada?
¿Llegará Amy a gozar en la Casona del embrujo del amor, como les había sucedido a sus abuelos Iris y Florencio−Luigi?
Con Amy sufrimos, lloramos y nos desesperamos, pero también soñamos y amamos. Nada nos dejará indiferentes ni la psicología de los personajes, a veces compleja, ni la intriga en la que el lector quedará atrapado.
Sales a la calle aún sumida en las sombras de la noche, todo es silencio. No se ve un alma en las calles desiertas, te deslizas sigilosa, rozando los muros de las casas que dormitan ajenas a todo lo que sucede fuera, ignorando tu presencia. Eso es lo que buscas, lo que deseas, que nadie perciba que avanzas con paso apresurado, hundida la cabeza entre los hombros, como queriendo protegerte del entorno brumoso y helado. Como queriendo evitar a los raros transeúntes, en caso de que algún noctámbulo desperdigado tuviera la mala idea de cruzarse contigo. Levantas el cuello del abrigo, introduces las manos que comienzan a helarse en los bolsillos, vuelves la cabeza de vez en cuando, temerosa de que alguien te siga.
La sirena de la policía atraviesa la plaza de Colón y te detienes. Tu respiración se acelera, el corazón parece salírsete del pecho y te pegas aún más si cabe contra la pared desconchada de la casa.
Ha sido una decisión muy difícil de tomar. ¡Cuántas veces te has arrepentido a última hora! ¡El valor! Siempre te ha faltado el valor. Pero acabas de tomar una decisión y estás aterrada. Tu mano derecha va a buscar el contacto de algo en el bolsillo. Una superficie fría, lisa y suave que parece transmitirte cierto calor. Ese contacto te ayuda a avanzar, porque aún no estás segura de haber tomado la decisión correcta, porque ignoras las consecuencias, porque temes que todo te salga mal, que después de esta decisión tu situación empeore, que te prive de libertad, la poca, la mínima, que todavía te queda… ¡Libertad!...
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Relato premiado y publicado en la revista “Digresiones Literarias” Méjico.
El bosque en octubre ofrece un paisaje maravilloso, con unas tonalidades que van del amarillo, pasando por el anaranjado, hasta el rojo. Una hojarasca densa cruje bajo los pies como en una mullida alfombra que amortigua nuestros pasos. A estas horas del día los rayos solares se cuelan entre las ramas de los árboles frondosos, como si quisieran llegar hasta nosotros para reconfortarnos de un incipiente relente. Sé que dispongo de dos horas para llenar mi cesta de mimbre con las setas que este año proliferan como nunca. Un otoño generoso que no durará mucho y una actividad que renuevo cada semana con Naska, mi fiel compañero, a quien dejo corretear en un libre albedrío. De vez en cuando lo llamo para que no se aleje demasiado y vuelve husmeando el suelo, como si fuera un buen sabueso trufero en busca de la preciada trufa por excelencia, pero que desgraciadamente es incapaz de encontrar. A veces me digo que debería adiestrarlo, porque dispone de un buen olfato.
Me dejo llevar por esta actividad entretenida y que reviste cierto misterio cuando alguna seta aparece ante nosotros como por arte de magia. De repente me doy cuenta de que me he olvidado de Naska; ya hace un buen rato que no lo oigo corretear y hacer cabriolas en una especie de danza jubilosa.
−¡Naska!
Levanto la voz, lo llamo sin resultado, muevo la cabeza un poco irritada al principio, inquieta al final. Naska, como buen labrador, es dócil y equilibrado; no es normal que no haya oído mis llamadas.
Me alejo del sendero y me adentro en la espesura del bosque, buscando entre cada claro, cada resquicio, de los frondosos árboles. No existe rastro de Naska; desando lo andado, giro a la izquierda, me aventuro a la derecha, pero Naska no aparece y me digo que lo mejor será regresar al lugar donde nos encontrábamos antes de que desapareciera. Seguramente me estará esperando allí. Trato de volver sobre mis pasos y me doy cuenta horrorizada de que estoy perdida, no logro orientarme y no encuentro el camino de vuelta.
Esta vez mi voz al llamar a Naska suena temblorosa y cada minuto que pasa me siento más angustiada.
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Micro relato premiado y publicado en la revista “Digresiones Literarias” Méjico.
Testimonios escritos
Leer ha de ser un placer, la mejor manera de viajar con la imaginación, una manera de evasión y de ensoñación. Un palpitar al unísono de los personajes: sufrir, reír, identificarnos con ellos. Leer despierta sentimientos recónditos que dormitan en nuestro subconsciente como en una terapia beneficiosa, rejuvenecedora, purificadora...
Pero a veces el pasado nos alcanza, nos invade y hace resugir recuerdos vividos o heredados que reabren heridas y hacen sufrir. El único remedio se encuentra en el refugio del amor, del respeto y la veneración por los seres queridos. La prueba está en este libro de "Los rostros y los nombres" que acaba de salir a la luz. En él aparecen cuatro miembros de mi familia.
Tú, querido abuelo, eras uno de ellos, ibas en el "turno de la muerte"
"Los rostros y los nombres”, consta de 17
testimonios escritos por los descendientes de las víctimas de la represión franquista. En él se recogen vivencias de los represaliados, de los campos de concentración, sobre la masonería y el “turno de la muerte”.
"Los rostros y los nombres” se presentó en el Museo de la Historia Urbana de Avilés (MHUA) poniendo el broche final a las III Jornadas de Memoria Democrática impulsadas por la Plataforma por la Defensa de los Servicios Públicos de Avilés.
"Pablo González Castañón coordinador del libro, señalaba que “La obra recoge los testimonios de 17 personas de Avilés y su comarca, cuyos nombres se encuentran en el muro dedicado a las víctimas de la represión franquista ubicado en La Carriona”, La base de la publicación son los relatos y las fotografías que las familias de los fallecidos han aportado. Se recogen también vivencias de los campos de concentración, sobre la masonería y el “turno de la muerte”. Este último corresponde a unos trabajadores de la Fábica de Acidos, de la Asturiana de Zinc en Arnao, que no se supo nada más de ellos tras entrar a su jornada laboral".
Como ya he dicho anteriormente, entre esos trabajadores se encontraba mi abuelo José Iglesias, apodado Solano. En el libro va incluido mi testimonio, así como los de otras dos víctimas de mi familia: Angeles Bobes Alvarez, desaparecida y Emilio Alvarez, fusilado en Gijón.
"Se recuerda asimismo la historia de Esario, quien fuera secretario del Ayuntamiento de Avilés por aquellos años y que fue fusilado junto a su hijo.
Los avilesinos también estuvieron presentes en los campos nazis. María Luisa Ramos nunca llegó a Mathaussen, pero su historia se da a conocer a los lectores gracias a su nieto y a una historiadora encargada de recuperar los hechos. Esta iniciativa no acaba ahí. El Ayuntamiento de Avilés completará pró-
ximamente nuevas actividades en el cementerio de la Carriona para recordar la historia de la villa y homenajear a las víctimas del régimen franquista".
Fragmentos de el periódico La Nueva España. 24 de noviembre de 2021. Periodista Mónica Casado.
Queridos lectores:
Os preguntaréis quién soy, qué valgo como escritora.
Soy como una pepita, escondida dentro de una calabaza, formando un piño con tantas otras, como en un estuche cálido y dorado, arropado por la pulpa que crece, madura y se vuelve jugosa hasta estar lista para ser degustada llegado su momento. Ella es la pulpa de escritores célebres, la ambrosía del descubrimiento único que crece como la espuma, la obra por la que se pelean los lectores por múltiples razones.
La pepita anónima se ignora, se desecha estimando que es inservible y, si por casualidad, esa pepita se cuela entre la pulpa, la sensación de sorpresa no dura más que unos segundos, el tiempo que resbala sin tropiezo… ni un resquemor ni un agobio... nada de gran importancia. Esa pepita es rápidamente olvidada.
Pero si de casualidad alguien conserva esas pepitas y las prepara para enterrarlas en el vientre de la tierra madre, para hacerlas germinar, fructificar, siempre habrá alguna pepita suficientemente resistente, fuerte y luchadora para realizar el milagro de dar vida a otra calabaza, como en una resurrección.
Todo escritor, por muy anónimo que sea, escribe con la esperanza del milagro de encontrar a una persona atenta y generosa que, como un demiurgo, haga resucitar la obra literaria, le dé vida y que, lo que no era más que una insignificante pepita, perdure y se vuelva una nueva promesa.
Aquí encontraréis algunos de los textos o fotos que aparecen en mi grupo "Amantes de Avilés y la literatura" en FACEBOOK. sI te interesa puedes participar en él..
Cabecita de pelo ensortijado,
ojos ciegos, chinitos y rasgados;
Olga una muñequita a ti te parecía
en el momento en que nacía
y mirabas admirado a tu hijita
tranquila y arropada en su cunita.
Más tarde asombrado tú la mirabas
viendo que Olga en la calle no jugaba
y que a los otros niños ignoraba
cuando el organillo alegre tocaba;
mas Olga interminablemente cosía
sin fin, a su muñeca una y otra vez vestía.
“¿Será normal, Isabel mía?
−asombrado tú me decías−
“¿Será normal una niña tan buena?”.
Yo sonreía y te respondía:
“Sí, José de mi vida”
y es que Olga a ti se parecía.
Feliz su vida transcurría
hasta que la guerra segó tu vida.
A La Finca de Pedregal
preguntando todos los días por ti iba
y siempre la misma negativa obtenía.
Tu hija no se daba por vencida
ante ellos porfiaba e insistía,
hasta que le dijeron un día
que si se empeñaba y volvía
tu camino ella seguiría.
Una adolescente inocente
que a su padre quería, que de madre hacía
y a las pequeñas de la aviación protegía;
en las largas colas con la cartilla
algo de comida pedía.
Tenaz y generosa, de ti lo heredó,
en huesos ella se quedó,
que −como tú− ella por todos se desvivía,
mas ¿qué otra juventud tendría
sin esta guerra parricida?
Olga me consuela y por mí se devela
como si una madre para mí fuera;
ante mi silencio y dolor,
dice con determinación
que eras de todos el mejor;
lo seguirá diciendo
así de generación en generación
para que tu memoria no termine
en un mísero socavón,
porque tu sepulcro será su corazón.
A Olga la vida le diste
y ahora sabes que gracias a ella
la vida no perdiste,
porque ella en su corazón levantó un altar
para que todos te podamos venerar.
"Entre amor y Odio"
Soliloquio de su madre Isabel a su esposo desaparecido el 4 de febrero de 1938
LA ROSA
La rosa
no buscaba la aurora:
casi eterna en su ramo,
buscaba otra
La rosa
no buscaba ni ciencia ni sombra:
confin de carne y sueño,
buscaba otra cosa.
La rosa,
no buscaba la rosa.
Inmóvil por el cielo
buscaba otra cosa.
FEDERICO GARCIA LORCA.
a
Cantar
Para mi bella amiga Juanita Ovies Cabo
.
Ya te va causando enojos
ver al mundo siempre en risa,
y es que el mundo ve en sus ojos
retratando tu sonrisa!
(Nota: Juanita Ovies era mi tía abuela)
L